Lo piensa, pero no se lo dice. ¡Qué va, de eso nada! Al final del encuentro, cuando ya no aguanta más, lo "desobedece" y lo
elogia. "¿Qué puedo darle yo en cambio de esos dones, que si fuera creyente, llamaría «del cielo»? Nada salvo decirle lo que a ...